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Los alimentos congelados ¿Son realmente convenientes?

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El concepto de usar el frío para conservar los alimentos es antiguo. En la Prehistoria ya se utilizaban el hielo y la nieve para mantener las presas cazadas.

Sin embargo, fue necesario esperar hasta los años treinta del siglo pasado para asistir a la comercialización de los primeros alimentos congelados.

En los supermercados es posible encontrar cada vez más una variedad de productos congelados y refrigerados, desde carnes, verduras, hierbas y frutas hasta comidas precocinadas y helados, los cuales se han convertido en una opción útil, práctica y rápida a la hora de cocinar y comer.

Sin embargo, según investigaciones realizadas en Europa, consumir este tipo de alimentos podría poner en riesgo la salud, ya que en la mitad de los supermercados no se conservan a la temperatura adecuada.

 

El problema de las bacterías
Debido a ello, se propicia y favorece el desarrollo de bacterias, lo cual puede dar lugar a la disminución de la duración y la calidad del producto e, incluso, provocar, entre otras enfermedades, intoxicaciones alimentarias.

Lo mismo ocurre durante el período en que el alimento pierde frío primero y luego vuelve a ser refrigerado o congelado, especialmente cuando se trata de lácteos y de alimentos cárnicos. Se pueden presentar síntomas como vómitos, dolores abdominales, diarrea y fiebre, los cuales pueden variar según la cantidad de bacterias o de toxinas presentes en el alimento, la cantidad de alimento que se haya consumido y del estado de salud de la persona.

 

Recomendaciones
Existen varios consejos que es necesario tomar en cuenta a la hora de adquirir productos refrigerados y congelados a fin de minimizar los riesgos para la salud:

Tomarlos al final de la compra, eligiendo los más próximos al fondo de la vitrina.

Comprobar, si son congelados, que no haya escarchas ni roturas en las bolsas y que las piezas pequeñas se desprendan con facilidad.

Evitar que los productos congelados pierdan la cadena de frío durante el traslado del comercio al domicilio. Para ello, es recomendable que se lleven en bolsas para congelados bolsas isotérmicas o envueltos en papel de periódico.

Guardarlos cuanto antes en el congelador en la zona adecuada para cada producto.

Verificar que la temperatura del congelador del hogar no supere los -18 °C (temperatura que debe ser igual o inferior en los congeladores de los comercios).

Evitar, una vez descongelado, el alimento volver a congelarlo, dado que su valor y consistencia queda alterada, su valor nutritivo disminuye y se eleva el número de microbios presentes en el alimento en cuestión.

Si hay un producto que está congelado y a la vez existe una opción del producto fresco, se recomienda preferir el fresco, ya que de esta forma usted se asegurará nutrientes de calidad y en cantidad.

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