Huevo: Propiedades nutricionales y trucos de cocina
El huevo se considera un alimento muy completo debido a su gran valor nutritivo especialmente por el hecho que es rico en proteínas.
Igualmente, contiene todos los aminoácidos necesarios para favorecer la reparación y la regeneración celular del organismo.
Los huevos grandes, por ejemplo, aportan 85 calorías, es decir, un cuatro por ciento de la cantidad diaria recomendada para un adulto.
Este aporte energético viene acompañado de vitaminas como A, B8, B12, D y minerales como el folatos, hierro, fósforo, selenio, yodo y zinc, en diferentes cantidades.
Sin embargo, a pesar de la importancia que tiene el huevo, existen dudas sobre cómo conservarlo y manipularlos de forma segura.
Trucos en la cocina
Son numerosas las recetas que se pueden hacer con un simple huevo, sin mencionar todos los platos que en algún momento de su preparación incluyen este ingrediente. Sin embargo, los siguientes son los tres métodos básicos de cocción:
Con cáscara. Los más conocidos son los huevos pasados por agua y los cocidos o duros. Los primeros se cocinan en agua y desde que rompe a hervir se dejan entre dos y tres minutos para obtener la yema líquida y la clara blanda. Para obtener los segundos se dejan al menos cinco minutos para que tanto la clara como la yema queden firmes.
Sin cáscara. Cuando se quiebra la cascara y se vacía su contenido obtenemos un plato más impactante. Algunas de las preparaciones más conocidas son los huevos escalfados, que se cocinan en agua caliente; los fritos, que se elaboran en una sartén con aceite (la consistencia de la yema dependerá del gusto de cada cual); y a la sartén, que se hacen a fuego lento sobre un poco de mantequilla. Huevos batidos.
Los llamados huevos revueltos y las tortillas se encuentran entre los más populares. Se consumen solos o combinados con otros ingredientes dulces y salados. También son los más empleados en repostería
Usar el huevo
Solo, condimentado o acompañando otros ingredientes, el huevo es un elemento de gran versatilidad en la cocina. Desde las fórmulas más sencillas y sanas como los huevos hervidos con cascara hasta las más increíbles salsas, soufflés, bizcochos, cremas y helados, este producto es uno de los mejores aliados de los cocineros.
Quienes deseen batir las claras a punto de nieve deben tener en cuenta no utilizar ningún resto de yema, batir sobre un recipiente limpio y sin restos de grasa; tomarán mejor textura si a las claras se añaden unas gotas de limón o una pizca de sal.
Los huevos deben estar a temperatura ambiente cuando se trabajan mayonesas y otras salsas; sacarlos de la nevera o refrigerador dos horas antes ayuda a obtener mejores resultados.
Cómo mantenerlos siempre frescos?
El primer paso es guardarlos en el frigorífico y nunca conservarlos a temperatura ambiente. En cuanto a la humedad, el huevo no debe estar en un lugar cuya humedad sea superior al 80 por ciento), pues podría originar problemas de proliferación de hongos y otros microorganismos que deterioran el huevo.
En relación a la temperatura, lo ideal es mantenerlos entre 1 y 10 ° C, en nevera, sin llegar nunca a la congelación.
También es importante evitar los cambios térmicos bruscos especialmente de bajas a altas temperaturas porque puede producir condensación de agua en la superficie de la cascara, y favorecer la entrada al interior del huevo de microorganismos, a través de los poros.
Por esta razón, no se deben lavar los huevos antes de su almacenamiento; pero sí antes de utilizarlos.
Cuidado con el huevo: Su cáscara debe estar intacta
Los huevos deben tener la cáscara intacta y limpia. Hay que desechar aquellos que presenten olores o sabores extraños, mohos en la cáscara o un aspecto anormal.
En el interior del huevo puede aparecer alguna pequeña mancha de sangre, pero ésta no supone riesgo alguno, puede retirarse con un cuchillo limpio antes de utilizarlo.
Tampoco supone un problema la presencia de “nubes” en la clara, ya que suele deberse a la frescura del huevo. A la hora de cocinarlos, hay que evitar cascarlo en el borde de los recipientes donde se vaya a batir o en el que contenga otros alimentos, asimismo, este recipiente no debe emplearse de nuevo sin antes lavarlo.
Cómo evitar la salmonella
El principal riesgo alimentario que suele relacionarse con el consumo de huevos o sus derivados es la bacteria salmonella.
Cuando consumimos un alimento contaminado por salmonella, ésta puede causar la enfermedad denominada salmonelosis, produciendo vómitos, diarrea y fiebre elevada
Para reducir los casos de salmonelosis, en muchos países se han implantado buenas prácticas de higiene y bioseguridad en las granjas de producción de huevos, la vacunación obligatoria de las gallinas ponedoras contra salmonelosis y la realización de controles en piensos, agua y aves.
Sin embargo, nosotros también debemos poner de nuestra parte acentuando las medidas de higiene personal.
La salmonella puede reproducirse a gran velocidad en cualquier alimento fresco, si los platos elaborados no se refrigeran rápidamente, el microorganismo se multiplicará, y con ello el riesgo. Con un proceso de cocinado adecuado, alcanzando la temperatura de 70 °C, garantiza su eliminación.
Quisiera copartir este video sobre los múltiples usos de la cáscara de huevo: